Atenea es, en la mitología griega, la diosa de la
guerra, civilización, sabiduría, estrategia, de las artes, de la justicia y de
la habilidad. Una de las principales divinidades del partenón griego y uno de
los doce dioses olímpicos, Atenea recibió culto en toda la Grecia Antigua y en
toda su área de influencia, desde las colonias griegas de Asia Menor hasta las
de la Península Ibérica y el norte de África. Su presencia es atestiguada hasta
en las proximidades de la India. Por ello su culto tomó muchas formas e incluso
tuvo una extensión considerable hasta el punto de que su figura fue
sincretizada con otras divinidades en las regiones aledañas al Mediterráneo.
La
versión más tradicional de su mito la representa como hija partenogénica de
Zeus, nacida de su frente completamente armada después de que se tragase a su
madre. Jamás se casó o tuvo amantes, manteniendo una virginidad perpetua. Era
imbatible en la guerra, ni el mismo Ares pudo derrotarla. Fue patrona de varias
ciudades pero se volvió más conocida como protectora de Atenas y de toda la
Ática. También protegió a muchos héroes y otras figuras míticas, apareciendo en
una gran cantidad de episodios de la mitología.
Fue
una de las deidades más representadas en el arte griego y su simbología ejerció
una profunda influencia sobre el propio pensamiento de aquella cultura, en
especial en los conceptos relativos a la justicia, la sabiduría y la función
social de la cultura y las artes, cuyos reflejos son perceptibles hasta
nuestros días en todo el Occidente. Su imagen sufrió varias transformaciones a
lo largo de los siglos, incorporando nuevos atributos, interactuando con nuevos
conceptos e influenciando otras figuras simbólicas; fue usada por varios
regímenes políticos para la legitimación de sus principios, penetró inclusive
en la cultura popular.
La
virgen Maria
María
(en arameo, 'Mariam') es el nombre que se usa en los evangelios para referirse
a la madre de Jesús de Nazaret. Para los cristianos católicos, ortodoxos,
coptos, anglicanos y otros grupos cristianos orientales, son más usadas las
expresiones «Santísima Virgen María», «Virgen María», «Madre de Dios» o
simplemente «la Virgen». En el islam se usa el nombre árabe Maryam.
Para
los hebreos el nombre no era un simple apelativo; estaba íntimamente ligado a
la persona. Por ello usaban nombres que describirían la personalidad, el
carácter; así, era muy usada la expresión "su nombre será tal" cuando
se quería designar una misión o carácter especial al niño por nacer.María es un
nombre conocido en el Tanaj o Antiguo Testamento por haber sido nombre de la
hermana de Moisés y Aarón, originalmente escrito como Miryām.
La versión de los Setenta lo menciona como Mariám;
el cambio en la primera vocal refleja la pronunciación corriente, la del arameo
que se hablaba en Palestina antes del nacimiento de Cristo. Al igual que con
los nombres de Moisés y Aarón, que fueron tomados con sumo respeto, el de María
no se usó más como nombre común, pero la actitud cambió con el tiempo y fueron
puestos como señal de esperanza por la era mesiánica. En el texto griego del
Nuevo Testamento, en la versión de los Setenta, el nombre usado era Mariám.
María sería probablemente la forma helenizada de la palabra.María es mencionada
por su nombre por primera vez al escribirse el evangelio más antiguo, el
evangelio según san Marcos, pero de forma tangencial. En el evangelio según san
Mateo se la menciona con motivo de la narración de la "concepción
milagrosa" de Jesús y de su nacimiento y huida a Egipto.Aquí el
evangelista Mateo menciona que es María aquella de quien habló el profeta
Isaías al decir :«la Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el
nombre de Emmanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros».Los
evangelios hacen aparecer a María cuando narran la concepción de Jesús. Según
lo que narran se puede ver que María en ese momento era prometida de José de
Nazaret, quien era carpintero. Los relatos evangélicos se inician después de
los desposorios de María con San José.
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